El hombre tras el cuchillo
Daniel Bravo Andrade
Una cuadra más allá del parque de Sabaneta existe un hombre que quizás asemeja la
imagen amenazante de un oso: tiene el torso y los brazos anchos, una barba tupida
entreverada de canas acompaña su bata blanca,...
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El hombre tras el cuchillo
Daniel Bravo Andrade
Una cuadra más allá del parque de Sabaneta existe un hombre que quizás asemeja la
imagen amenazante de un oso: tiene el torso y los brazos anchos, una barba tupida
entreverada de canas acompaña su bata blanca, que abierta, deja entrever los vellos de
su pecho y una camándula que no lo desampara.
“El barbado”, como le dicen algunos, tiene 54 años de edad, y desde los 11 comenzó a
trabajar en una carnicería.
Los juegos de la infancia los cambió por la tradición familiar
del manejo de la tabla y el cuchillo.
La figura que Gilberto Guzmán tenía de joven, flaca
y escuálida, fue transformada por el frío de los refrigeradores y el peso del cuchillo en la
de un hombre robusto y curtido que atiende a los clientes de la carnicería “La mía”.
La selección de un buen ganado y el mejor corte posible con las premisas
bajo las que trabaja “El barbado.
”
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