¡POR SUS FRUTOS LES CONOCERÉIS!
Charlando tranquilamente, alguien una vez me dijo: “Yo tengo mucho temor de hablar
acerca de los siervos de Dios”.
Yo me quedé pensando por un instante, y le respondí:
“Temor, ¿por qué? ¿No dijo Jesús: No juzguéis según las...
More
¡POR SUS FRUTOS LES CONOCERÉIS!
Charlando tranquilamente, alguien una vez me dijo: “Yo tengo mucho temor de hablar
acerca de los siervos de Dios”.
Yo me quedé pensando por un instante, y le respondí:
“Temor, ¿por qué? ¿No dijo Jesús: No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con
justo juicio>>? (Jn.
7: 24)
La Biblia nos enseña a que hemos de juzgar.
Esto debe entenderse como un juicio no
condenatorio (Mt.
7: 1), sino que como dice la Palabra en Levítico 19: 15, <<con
justicia juzgarás a tu prójimo>>.
Como dice un comentarista de la Biblia: “Se prohíbe,
no el ejercicio del debido juicio en casos necesarios (Mt 18: 15–17; Jn 7: 24; 1 Co 6:1–
5), sino la crítica indebida que no toma en cuenta las debilidades de uno mismo” (1)
Hoy en día, en los medios eclesiales, sobre todo de corte carismático, se enfatiza en
cuanto a “no criticar”, “no juzgar”, “no hablar”, en relación a los ministros del
Evangelio, como si fueran “intocables”.
En cambio, prácticamente nada se enseña
acerca d
Less