La senda nos arrastra
hacia valles húmedos, perdidos
donde la memoria nos lastra
nos pesa, nos deja dolidos.
Yo en mi titubeante sendero,
Tu acercándote por otro camino
sin contar los pasos, hacia el desfiladero
donde las olas rompen contra un pino.
Ríen...
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La senda nos arrastra
hacia valles húmedos, perdidos
donde la memoria nos lastra
nos pesa, nos deja dolidos.
Yo en mi titubeante sendero,
Tu acercándote por otro camino
sin contar los pasos, hacia el desfiladero
donde las olas rompen contra un pino.
Ríen las manos cuando acarician
tu maltrecha orilla, llena de silencios
agudos, de latidos que diferencian
lo vivido en otros solsticios.
Baules del pasado descuartizados,
pesada carga para un trecho tan largo.
Entre el mar y la playa con los enamorados
fundiéndose en un adiós amargo.
Me suenas a despedida
a dulce adiós en la sombra tendida,
mas mi razón no te olvida
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