ABRIL.
En abril, a los cuatro años, tuve mi primera salida lejos de Valledupar. Con mi
abuela viajamos a Cartagena para acompañar a mis tíos que estudiaban en esa
ciudad: Fue extraordinario.
… Arrancamos, con la ventanilla abierta para disminuir el calor...
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ABRIL.
En abril, a los cuatro años, tuve mi primera salida lejos de Valledupar. Con mi
abuela viajamos a Cartagena para acompañar a mis tíos que estudiaban en esa
ciudad: Fue extraordinario.
… Arrancamos, con la ventanilla abierta para disminuir el calor del ambiente, del
motor del bus y del encierro en ese gran contenedor de lata y hierro rodante, Fue
cuestión de poco tiempo para quedarme dormido junto a mi abuela, ella me arropó
con una de sus pañoletas que sacó de una gran mochila tejida por Mariana, la
arhuaca que trabajó con y para ella por muchos años cuando vivió arriba en La
Sierra. La Cren como le decimos a mi abuela, traía ese día del viaje dos pañoletas
de seda importadas, seguramente compradas en Maicao, para protegerse el pelo
del polvo y la tierra que se mete por todas partes dentro del bus, una la tenía
puesta y con la otra me cubrió a mí.
La Cren se llamaba Clemencia del Socorro Baute Araújo y nació en 1915 en un
pueblito de la Sierra Nevada de Santa Marta llamado Puebl
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