Carta para un hermano pájaro
Anoche te soñé, hermano.
Te soñé en el campo del abuelo con aquellos paisajes mágicos
que nunca pude olvidar, la casa vieja, el molino, el estanque, los árboles púrpuras y
la figura de mamá, leyendo Marx, debajo del gomero...
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Carta para un hermano pájaro
Anoche te soñé, hermano.
Te soñé en el campo del abuelo con aquellos paisajes mágicos
que nunca pude olvidar, la casa vieja, el molino, el estanque, los árboles púrpuras y
la figura de mamá, leyendo Marx, debajo del gomero detrás del aljibe.
En el sueño
estabas a mi lado, parados los dos a un costado del camino, remontando barriletes, en esas
tardes de otoño, que tanto te gustaban.
Todo negro nuestro cometa y de vainilla el cielo.
¡Que tiempos aquellos, hermano! Cuando niños, suspendidos en el cielo, queríamos volar
lejos y convertirnos en pájaros para flotar en el viento.
En el sueño, recuerdo, aparecimos en casa del nono Alfredo, en la sala sentados en el
sillón de terciopelo, ese que quemó papá cuando murió el viejo.
La tuberculosis, te dijo,
pero los dos sabíamos que no era cierto.
El viejo murió de pena y se marchito por dentro.
Cuando supo lo de la abuela, como buen tano testarudo, no pudo aceptarlo y lo devoró el
veneno.
Se nos fue, viste, c
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