PRÓLOGO
La mayoría de las conversaciones ya están hechas,están como en el aire.
Tú en un restaurante escuchas a los de la mesa de al lado y es casi seguro que podrías seguir la conversación.
Ya sabes si son un jefe y un empleado,una pareja
que está...
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PRÓLOGO
La mayoría de las conversaciones ya están hechas,están como en el aire.
Tú en un restaurante escuchas a los de la mesa de al lado y es casi seguro que podrías seguir la conversación.
Ya sabes si son un jefe y un empleado,una pareja
que está enfadada, dos amantes o unos amigos poniendo
a parir a otro que no está.
Y esto sucede, repito, porque la
mayoría de las conversaciones ya están hechas.
Pero de vez
en cuando alguien dice algo «No dicho».
Estos hallazgos
nos provocan una especie de cosquillas internas que nos
hacen sentir bien.
Si el que lo dice es un famoso o un intelectual, se convierte en una frase célebre.
Y aquí viene
lo bueno:un día en casa de Nuria Roca descubrí que los niños,aunque no son famosos,tienen una época en la que no
paran de decirlas.
Me atrevería a asegurar que más que decirlas las vomitan.
Aquel niño,Juan,no paraba,ni su ingeniosa cabeza tampoco.
En un momento dado se cerró la
puerta de la casa con Juan fuera y dijo:«Mamá,
me he quedado encerrado en la
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